Cuarto mallorquín [Paso 1]. Receta

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Yo sigo mi ataque de mallorquinidad (la visita a embutidos Matas, el estofado mallorquín y el especial sobre la sobrasada y el porc negre lo atestiguan)  Por eso hoy os traigo esta receta de lo que para mi es el bizcocho mallorquín, junto con el Gató de almendras, por excelencia (y mira que hay), el cuarto.

Lo de la mallorquinidad ha aflorado tras la polémica generada porque en la página del R.C.D Mallorca club de fútbol se haya cambiado, en la pestaña de idiomas a elegir y en vez de poner catalán pone balear y en vez de una bandera catalana hayan puesto la de Mallorca, a este gato medio humano, le ha entrado un espíritu nacional tremendo. Por una cuestión muy simple, para pedir respeto primero hay que respetar. Y es que está claro, más que claro, que el estándar tiene que existir, unas normas que rijan las cosas para no vivir en el caos más absoluto pero también está claro, al menos para mí, que esas normas deberían ser un consenso de todos porque si unos 'priman' sobre el resto, las minorías también pueden cansarse y comenzar a reivindicar, en aras de mantener su cultura viva, sus peculiaridades y localimos, que si no cuidan y se dejan llevar por lo establecido como 'glodstandar', desaparaceran.

Yo de lenguas y demás historias no sé casi nada, ni quiero saber porque no es mi tema, ni me importa pero si entiendo de respeto a las tradiciones, costumbres y lenguas de los demás pueblos. Seamos serios señores, dialectal, o no (repito que no soy lingüista) los mallorquines tienen tanto derecho a bailar ball de bot y poner sus banderas como otros de bailar sardanas y poner senyeras por doquier, que digo yo ¿No? Porque además, si no lo hacen parte de su cultura que los define como pueblo desaparecerán. Cada mochuelo a su olivo, que diría aquel y todos contentos. No se entiendan de mis palabras anticatalanismo alguno (mis sobrinos son catalanes y adoro Cataluña ¡ojo!), no, solo que cada uno en su casa hace lo que quiere y como quiere, sin más. ¿Cambiar el nombre a la lengua? hombre, pues no, catalán es catalán, pero supongo que cuando uno se ve 'achuchao' se pone borrico y talibán. Y si encima una panda de políticos se da cuenta de que apoyando este cambio de término practican el divide y vencerás, apague usted el motor, que nos bajamos. Así que, potenciar lo balear sí, i tant pero extremismo el justo, ya que corremos el riesgo de que todo se pierda.

Desde que vivimos en esta ¿democracia? unos cuantos, por razones políticas y de mantenimiento en el poder,  se han dedicado a promocionar lo suyo a diestro y siniestro utilizando sobre todo el argumento de que lo suyo era mejor que lo del resto, porque era suyo (very contundente, el argumento), evidentemente eso ha desembocado en que todos queramos mantener nuestras cosas y consideremos la fusión como un drama y nos hemos convertido un estado formado por 17 (19) mini estados con normas y reglas distintas que nos restan bastante eficacia. Desde las vacunas infantiles a los planes de estudios son distintos y como se te ocurra cambiar de comunidad te volverás loco intentando poner de acuerdo los dos sistemas. Un ejemplo que sufro en carnes es la identificación animal (otro ejemplo más), no hay un archivo global, por lo que las personas que pasan aquí sus vacaciones con sus peludos se ven obligados a darlos de alta en el sitio de origen y en el vacacional, con la consecuente pérdida de tiempo y dinero. Lo que decía INEFICACIA PURA.

Me llama mucho la atención que esos que tanto luchaban por mantener lo suyo se lleven las manos a la cabeza porque ahora los demás quieren hacer lo mismo y es que no sabíamos el resto, que ciertos derechos estaban reservados a unos pocos. Así los valencianos dicen Cremá en lugar de cremada y en Mallorca utilizan el artículo salado y lo sienten como propio y luchan por ello y no se quieren ver sometidos a otras cosas que no sean lo suyo y me parece divinamente. No lo que no es tan divino, si no más bien mundano, es el politiqueo barato que se hace de todo esto. Señores, de estirar y estirar la cuerda, esta, se rompe y todo lo conseguido, necesario sin duda, al final se convierte en un galimatias fenomenal que puede acabar destruyendo todo un trabajo de recuperación, hecho durante años, no sin esfuerzo.

¿Esto de la identidad terruñal es verdaderamente real, es tocamiento de nassos sin más o una pura cuestión económica y de poder? Si es lo primero, endevant, sin embargo si todo se resume con los dineritos, no mola nada. Mi sensación es que es una mezcla de las tres y que están relacionadas, los del poder nos tocan las narices y promocionan esa identidad consiguiendo así que perdamos el tiempo y generando un sistema ineficiente. Con lo fácil que sería para todos respetarnos los unos a los otros y es más disfrutar de todo eso que cada pueblo tiene como singular, en vez de hacer lo que hacemos. En fin, que es para pensarse, y mucho, hacia donde estamos llegando y si realmente es lo que queremos o es simplemente lo que quieren. Creo que la convivencia es posible, la base es sencilla: Respeto.

Pero volviendo a la receta del cuarto mallorquín, que al fin y al cabo es lo que nos compete en el título pone paso 1 y no me refiero a que este esponjoso, suave y delicado bizcocho, por cierto, apto para celiacos al 100%, tenga mil pasos para hacerse, de hecho, se hace en un plis, no, me refiero a que este es el primer paso para un postre que veremos a final de semana, también muy mallorquín (ojo, no es la ensaimada) que para mi familia mallorquina representa el pastel de fiesta perfecto. Pero ya lo iremos viendo, espero que estéis atentos y porque no, os animéis a prepararlo.

cuarto mallorquín 2

Cuarto mallorquín

Tiempo de preparación | 35-45 minutos

Dificultad | media

¿Qué se necesita?

  • 3 huevos, 80 gramos de fécula de patata, 125 gr de azúcar en polvo y un poco más para espolvorear.

¿Cómo se hacen los cuartos mallorquines?

Separamos las yemas de las claras. Las yemas las pondremos a montar con la batidora junto con el azúcar hasta obtener una crema que haya doblado su volúmen. Ponemos la fécula de patata y mezclamos con la espátula haciendo movimientos envolventes. Reservamos.

Ponemos el horno a calentar a 200º y acto seguido ponemos a montar las claras. Yo les añado unas gotas de limón y una pizca de sal y si acaso un poquito de cremor tártaro. Este último depende de si me acuerdo pero es cierto que el ácido tartárico es un estabilizante estupendo para el merengue. El resultado final han de ser unas claras montadas firmemente.

Mientras montan las claras vamos montando los moldes de papel que venden expresamente para estos cuartos. Si sois habilidosos podéis hacerlos vosotros mismos sin problemas con un folio DinA-4.

Solo nos queda añadir las yemas a las claras y lo haremos poco a poco y siempre con movimientos envolventes de abajo a arriba y con delicadeza. Una vez que todo es un conjunto distribuimos en los moldes de papel y pasamos al horno. Una vez dentro, bajamos la temperatura a 180-170º y horneamos durante 10-12 minutos.

Dice la tradición que una vez sacados del horno hay que tirarlos con fuerza al suelo, yo no lo hice porque aveciné un desastre y no tenía tiempo de repetir nada. Cuando se enfríen, los espolvoreamos con azúcar glas abuntantemente (y sí, uso muchos adverbios acabados en -mente porque soy también manchego y allí hablamos así :-D).

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GatoConsejos

El cuarto mallorquín es fabuloso, suave, delicado y se suele comer acompañado de helado de almendra o de chocolate caliente según la época del año.  Tenéis que probarlos porque es una maravilla de la gastronomía balear. Nos vemos el miércoles con el paso 2 ;-).

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El chef
Manu CatMan
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