Matanzas 2ª parte | De excursión por Mallorca

Lo prometido es deuda y aunque en Mallorca la época de matanzas está más que acabada, no quería dejar pasar la segunda parte. Dicen que segundas partes nunca fueron buenas y también es verdad, que hablar de matanzas en de excursión por Mallorca en pleno mes del amor, pues como que tampoco pega, pero entre unas coas y otras, le ha tocado turno ahora, que le vamos a hacer.
Además que, por aquello de relacionar, amor en este post hay, amor a la tradición, desde luego y amor por mostrar uno de los embutidos que más me gustán de la isla, un endemismo (si es que esto se puede decir de un embutido), y por desgracia muy desconocido. Su prima la sobrasada le roba tanto el protagonismo que el pobre permanece como el actor secundario Bob. Hoy le damos papel estelar y para presentarlos, decir, lo primero, como se llaman. Botifarrons o Butifarrones.
Los botifarrons no son morcillas, aunque llevan sangre en sus componentes, pero no llevan cebolla. No son butifarras, porque se condimentan de otra manera y las carnes utilizadas no son iguales. En realidad es un embutido fruto del aprovechamiento, si la sobrasada es el producto ‘noble’, aquí el primo negro, pues es el plebeyo. Y que os voy a contar, será porque me encanta ser abogadillo de pleitos pobres pero, aunque la sobrasada me encanta, tengoi predilección por este pequeñín.
Una vez despiezados los jamones (que será utilizada en la elaboración de sobrasadas), los huesos con los restos de carne, así como la casquería se cuecen en una gran olla. Los huesos se pelan y la carne, ya cocida y la casquería se trituran con una picadora. A esta mezcla se le añade carne fresca, las orejas, incluso a veces la careta y por supuesto tocino (xulla). La proporción carne/grasa suele ser 2:1 aunque cada casa tiene su receta, en Can de l’Aigua hacen así. A ese relleno, que también se pastará como en la sobrasada, le añadimos los condimentos que hacen del botiufarrón tan especial. Orégano, piñones, semillas de hinojo, sal, pimienta y sangre fresca.
Después se pasta, se mezcla, y después se embuten. Pero en este caso se hace ‘enfilats‘ es decir uno detrás de otro formando una ristra. Después, se vuelven a cocer. Son aptos para el consumo en ese mismo comento y se recomienda hacerlo antes de las siguientes 6 semanas. Si no voy mal, pero si me equivoco que me corrijan, pueden no cocerse por segunda vez, es lo que se llama un botifarró cru (o sea, crudo) y servirá para las torradas o barbacoas tan frecuentes en Mallorca en el mes de Enero.
Familia Bosch, aquí este aprendiz de mallorquín, de matancero y de tantas muchas cosas, os pide encarecidamente que el año que viene le dejéis disfrutar otra vez de este día y también, porque no decirlo, de le torrada en la que dimos buena cuenta de mucho de lo trabajado. Y no solo porque me guste comer no, si no por las risas y el cariño y porque nos hicisteís sentir como en casa. Así que, que qeramos volver, es culpa vuestra, porque a casa, todo el mundo quiere volver.
Y hasta aquí nuestra experiencia con Matanzas 2ª parte, una excursión por Mallorca especial porque no es un sitio físico pero si una parte importante de la cultura de esta tierra.